Fue, el propio arzobispado de Puerto Montt el que mediante un comunicado entrego detalles de la denuncia, señalando que los hechos habrían ocurrido el año 1990.
Una vez conocido el tema, se dispuso a separar de sus funciones al sacerdote sindicado como presunto autor de los abusos.
Junto con anunciar una investigación interna, la propia iglesia sugiere a los denunciantes, recurrir a la fiscalía regional.
Hubo inmediata reacción de la comunidad ante los hechos conocidos, existiendo coincidencia que es necesario se conozcan los casos por más difícil que sea el tema para la iglesia católica.
Según lo indicado por el vocero del arzobispado, el presunto abuso contra un menor habría ocurrido cuando el sacerdote acusado era párroco en Frutillar.
Actualmente era párroco de la iglesia Cristo Crucificado en Puerto Montt.
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