Por Ilse Sepúlveda
Resulta difícil imaginar en estas latitudes que la humedad que abunda en el exterior, se mantendrá fuera de las casas, a menos que se cuente con una robusta aislación térmica.
En términos ideales, la humedad relativa al interior de los hogares debiera estar alrededor del 60%. Sin embargo, especialmente en invierno esa cifra se eleva hasta 70 e incluso 80%.
En conversación con Grupo DiarioSur, Eduardo Larrucea, gerente de operaciones de CIVA (Certificación e Investigación de la Vivienda Austral), organismo de la Universidad Austral de Chile, Uach, explica en qué fijarse para identificar si hay humedad en la casa.
“Si una ventana chorrea agua, si en una superficie fría, como el metal, empieza a notar que la humedad está presente en gotas de agua; si la ropa al interior de los closets se empieza a humedecer y si los rincones de su casa están húmedos, entonces tiene que preocuparse: algo no está bien”, asegura Larrucea.
El especialista dice que en escenarios como los descritos, la aparición de los pequeños puntos negros de los famosos hongos por humedad es inminente.
-¿Por qué se producen estos hongos o moho?
“Por la existencia de humedad en la superficie interior de las paredes de una vivienda. Donde está es porque ha habido y existe una humedad superficial que ha ido apareciendo y permanece ahí durante horas, por varios días. Y esa humedad aparece generalmente por condensación”.
Y puntualiza: “Es la combinación entre el ambiente, la humedad y la superficie de contacto para que el hongo se empiece a reproducir. Y se ve normalmente en los rincones, en las esquinas y detrás de los muebles, porque son las zonas más frías de una vivienda”.
Rodrigo Leiva, fiscalizador de la sección Ambiente Saludable, de la Seremi de Salud, afirma que las goteras también son focos donde aparecen estos hongos.
“El más típico que uno encuentra es el moho que se produce por goteras en los techos, que son la principal causa de proliferación. Por eso lo más importante en el caso de detección de una gotera es eliminarla rápidamente”, expresa.
Según explica Larrucea, la condensación es un factor fundamental para que aparezcan estos hongos y se genera por la humedad interior del quehacer diario dentro de las viviendas.
“Como personas emitimos vapor de agua y hacemos muchas actividades que lo producen, como ducharse y cocinar. Nosotros mismos cuando estamos durmiendo estamos produciendo vapor de agua”, detalla.
"Si a lo anterior le agregas que combustiones como las estufas a parafina o a gas también producen vapor de agua, eso también aporta humedad al interior de las viviendas. Todo eso puede producir hasta un 70 u 80% de humedad relativa”, puntualiza.
-¿El frío también aporta en esta conjunción de factores?
“Claro, porque al bajar mucho la temperatura durante las noches, al interior de la vivienda también baja la temperatura, porque la calefacción se apaga. Y al tener humedad relativa más o menos alta es propicio para que se produzca la condensación, que se genera cuando el vapor de agua se encuentra con una superficie fría y se condensa”.
Larrucea ejemplifica con una situación cotidiana: “Es lo mismo que cuando tenemos una botella en el refrigerador y la sacamos. A los segundos a esa botella comienza a escurrirle el agua por los costados".
"Esa agua es la condensación del vapor de agua, que al encontrarse con esta superficie helada de manera repentina, se condensa", comenta.
Por su parte, Leiva explica que como parte de su ciclo de vida, estos hongos van generando esporas a través de las cuales se reproducen.
“Al no tener una ventilación adecuada estas esporas en vez de ser liberadas al ambiente pueden ser inhaladas por las personas”, asegura.
Precisa que “en el largo plazo esta inhalación puede generar problemas en quienes ya tienen una enfermedad, como el asma, pues exacerban los síntomas”.
Lo mismo ocurre en individuos con otras enfermedades respiratorias, especialmente, poblaciones vulnerables, como niños, adultos mayores y embarazadas.
Leiva agrega que las personas con alergias también pueden experimentar complicaciones debido estas esporas y ver agravados sus síntomas también.
Larrucea afirma que lo primero es ventilar, pero reconoce que el tema no es tan simple en el sur del país.
"Estamos rodeados de mucha humedad al exterior que también provoca que a la humedad interior le cueste mucho salir. En la zona norte sale rápido porque afuera está más seco que adentro, pero aquí cuesta mucho más”, puntualiza.
¿Y cómo ventilar de manera adecuada? La idea es que no sea de manera brusca. El profesional precisa que abrir las ventanas de par en par no es la solución.
“No se debe hacer porque aunque se está sacando el vapor de agua, también se está enfriando la casa muy rápidamente y al hacer eso nuevamente se está favoreciendo que haya condensación”, asevera.
Lo ideal es ventilar buscando que el aire de la casa se renueve por completo.
“Sugiero abrir un poco la ventana, ojalá de un dormitorio y las puertas de todas las otras habitaciones para que haya circulación de aire por toda la vivienda", dice Larrucea.
"También alguna ventana o puerta del lado opuesto, para que el aire recorra lentamente de un extremo hacia el otro y se vaya produciendo una renovación lenta de aire”, agrega.
El especialista recomienda de preferencia, en invierno ventilar alrededor de las 11 de la mañana, si está soleado, al menos durante media hora o una hora. Así bajaría de manera importante el porcentaje de humedad relativa de la vivienda y no tanto la temperatura.
En segundo lugar, Larrucea afirma que, en la medida de lo posible, si la persona tiene los recursos para hacerlo, sería mantener el mayor tiempo posible la vivienda calefaccionada.
“Ayuda mucho, no solo para mantener una temperatura de confort adecuada, sino también colabora con la ventilación de la vivienda, porque mantiene con eso un movimiento constante de aire al interior de la vivienda y así permite que las paredes mantengan su superficie interior a una temperatura mayor, evitando la condensación”, explica.
Es decir, la recomendación es intentar mantener la temperatura lo más alta posible al interior de la vivienda y ventilar.
Otra sugerencia práctica dice relación con mover los muebles de lugar. Especialmente aquellos que permanecen pegados a las paredes o que están en las esquinas.
"Si los ponen en las esquinas, lo que están haciendo es impedir que el calor de la calefacción llegue a esa zona y circule. A veces la aparición de los hongos ni siquiera tiene que ver con buena o mala aislación, sino con exceso de muebles que no se mueven”, asegura Larrucea.
"Mueva esos muebles, aunque sea un poco. Sepárelos de las paredes al menos 30 centímetros, sobre todo durante el invierno”, recomienda el especialista.
Larrucea sostiene que la mayoría de las viviendas del país fue construida con la reglamentación térmica que rige actualmente, “que no tiene un buen estándar en términos de aislamiento térmico, por lo tanto, propicia la condensación”.
Precisa que se trata del Artículo 4.1.10, que está dentro de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, OGUC.
"Es de un estándar bajo en comparación con otras normativas, como las europeas, por ejemplo, lo que se nota especialmente en los problemas de condensación y alto consumo de calefacción” de las viviendas en Chile, asegura.
A ese bajo estándar se suma que esta normativa no considera ningún tipo de obligatoriedad en términos de sistemas de ventilación en las viviendas. “Por lo tanto, las casas no tienen muy buenos sistemas de este tipo que eviten la condensación y la alta humedad relativa”, lamenta.
“Si pese a todos los esfuerzos las ventanas, rincones y superficies amanecen mojadas, lo que hay que hacer es secar lo más posible. Hay que dar la batalla con la humedad”, concluye.
Si el moho ya es un habitante del hogar, Rodrigo Leiva, de la Seremi de Salud, comenta que los productos de limpieza caseros son suficientes para eliminarlos.
“Un paño con una solución de lavalozas, con agua y jabón o con una solución de cloro más agua debería bastar para deshacerse de ellos”.
Sin embargo, precisa que “si reaparecen es porque hay una fuente de humedad que les está permitiendo proliferar y hay que eliminar esa fuente de humedad para poder lograr la expulsión total”.
En cuanto al riesgo en la aplicación de cloro, Leiva explica que no existiría ese peligro si se trata de productos comerciales bien rotulados.
“El clorogel y las toallitas húmedas con cloro sirven”, asegura.
Y precisa que sólo existiría riesgo “en caso de combinar un compuesto clorado con un ácido, por ejemplo, cloro con vinagre”.
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