“Se veía que esto podía pasar”, señaló tajante Eliana Catrilef, presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Osorno, al ser consultada durante esta jornada sobre el riesgo que revisten las casas okupa para quienes viven en su entorno.
La dirigenta, recientemente reelecta por un tercer período al frente de esta organización, conversó este viernes con Diario de Osorno tras el incendio ocurrido en la calle 5 de Abril, ubicada en el casco histórico de la ciudad, cerca del acceso a Francke y del puente San Pedro que conecta peatonalmente el centro de la ciudad y Rahue Bajo.
Como se recordará, minutos antes de las 6:00 de este miércoles 4 de enero surgieron las llamas que finalmente consumirían toda la casona de madera, cuyos ocupantes ilegales habían sido desalojados en días previos.
A un costado de la vivienda siniestrada se ubicaba un edificio de tres pisos, donde había 12 departamentos cuyos ocupantes debieron ser evacuados, ya que el tercer nivel resultó con graves daños por el fuego y los otros dos fueron afectados por el agua.
Al respecto, Catrilef recuerda que la casa incendiada era muy antigua y estaba abandonada. Dice que su dueño murió y que quien la heredó falleció sin descendientes, así que se fue deteriorando.
“Paso todos los días por ahí y se estaba cayendo sola prácticamente”, acota.
Añade que la casa okupa tenía tres pisos, era de material ligero y no tenía ventanas.
“Era cosa de tiempo e incluso yo había comentado que de repente iba a salir la noticia de que la habían quemado o que se incendió. Era cuestión de prender un fósforo e iba a arder de inmediato, porque era de madera antigua que estaba muy seca. A un costado había un pastizal que estaba muy alto”, detalla la dirigente social.
La presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos relata a Diario de Osorno que cuando escuchó que había un incendio en calle 5 de Abril con Valdivia, creyó que se trataba de otras propiedades del sector que a su juicio representan un gran riesgo para quienes ahí viven y para sus vecinos.
“Pensé en la casa de la botillería Damas o en la casa de dos pisos que está en la esquina de al frente, en Blanco Encalada con 5 de Abril”, comenta.
Catrilef precisa que, sin bien no son casas okupa, se trata de viviendas donde vive mucha gente que arrienda piezas y que representan un alto peligro, pues indica que son muy viejas y milagrosamente no se han caído.
“No les hacen mayor mantención y, más encima, con tantos arrendatarios se puede producir un riesgo, porque tienen sistemas eléctricos muy antiguos”, agrega.
Asimismo, señala que cuando la Unión Comunal retome sus funciones en marzo planean tratar este tema de la inseguridad que se genera en torno a casonas antiguas de la ciudad.
“Son temas que se tienen que abordar y no dejarlos pasar por la vereda de al frente. Tenemos que conversarlos con las entidades que corresponden: Delegación Presidencial Provincial, Fiscalía Local, Seguridad Ciudadana del municipio y seremías de Salud y Medio Ambiente”, recalca.
La dirigenta además manifiesta que actualmente en Osorno hay menos casas ocupa que en años anteriores, debido a que personas en situación de calle que ahí vivían han sido acogidas en una residencia del municipio o en la de la Delegación Presidencial Provincial.
Junto con señalar que esta última funcionó hasta diciembre por razones presupuestarias y sería reabierta en abril, cuenta que en esta época es muy frecuente que la gente recurre a las casas okupa.
“Cuando se toman ese tipo de casas okupa es un tremendo riesgo para los vecinos que están en los alrededores pues, además del peligro de incendio, suelen registrarse problemas por desórdenes, ruido, música y peleas”, explica.
En este contexto, recuerda que uno de los focos de riesgo en este sentido estaba en las inmediaciones de la ex estación de ferrocarriles, donde sigue habiendo carros de trenes.
“Ahí se había producido un problema bien complejo porque había una persona con problemas mentales, que era muy violento y apedreaba autos que pasaban por el sector”, comenta Catrilef, quien acota que al parecer este hombre habría sido internado en algún recinto, porque ya no lo han visto por el sector.
Asimismo, relata que otra casa ocupa se ubicaba en calle Freire, entre Barros Arana y García Hurtado, a unas seis cuadras de la plaza de armas, pero hace algún tiempo la construcción fue demolida.
“Ese igual fue un foco bien grande de violencia, sobre el cual conversamos hace años con la fiscal jefe de Osorno, María Angélica de Miguel”, concluye la presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos.
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