En septiembre del año 2023, falleció “Don Luis Apolo”, un perro ícono de la ciudad de Osorno, que se ganó el cariño de la comunidad y que fue inmortalizado en una escultura de madera por el artesano Roberto Rosas en el Barrio Lynch.
“Don Luis” creció como un perro callejero que solía alimentarse de galletas Carioca y comida que la gente de la comunidad le regalaba. Sin embargo, a sus 19 años y con algunas enfermedades, fue adoptado por la osornina, Hilda Madrid, quien lo cuidó en sus últimas horas.
Para los vecinos y vecinas de los barrios que visitaba “Apolo”, este se convirtió en un símbolo de la tenencia responsable de mascotas y llegó a ser motivo de movilizaciones pacíficas en contra de la compra y venta de perros.
El pasado 23 de junio, se reportó la lamentable noticia del fallecimiento de “Muñequita”, la compañera perruna de “Don Luis Apolo”, quien fue adoptada por Hilda un par de años antes que éste.
En 2017, Hilda Madrid encontró a una perrita que estaba siendo maltratada y abusada para la producción de crías; entonces la rescató y en conversación con el Diario de Osorno, relató su historia.
“La adopté de un maltrato muy fuerte. Aún no tenía al “Luis Apolo". A la “Muñequita” le di todo lo que tenía, todo el amor del mundo que le había sido negado. El veterinario me dijo que la perrita como había tenido muchos hijos arrebatados, de cierta manera adoptó al "Luis Apolo'”, expresó con nostalgia la vecina.
“Muñequita” falleció debido a una serie de enfermedades que poco a poco fueron dejando secuelas en su cuerpo, aunque su dueña aseguró que luego de la muerte de “Luis Apolo”, la situación empeoró para ella.
“Cuando se me fue mi hijo “Luis Apolo”, la “Muñeca” cayó en depresión y le surgieron todas las enfermedades. Miraba sus fotos y se pasaba en todos los lugares que solía estar “Don Luis”. Se comenzó a agravar y el veterinario me indicaba que las secuelas serían cada vez peor”, aclaró Hilda.
De igual manera, la osornina aseguró que el dolor era inmenso y que aún no superaba el duelo de su anterior pérdida, pero que espera con el tiempo, sentirse mejor.
“Es inimaginable. Siento que se me sale el alma. Las mascotas a diferencia de los humanos no te abandonan, son los hijos que quedan, con ellos se pasan alegrías y penas, pero jamás te abandonan. Es triste pensar en todas las cosas que vivíamos y me va a costar acostumbrarme”, concluyó la dueña de los perritos.
Grupo DiarioSur, una plataforma de Global Channel SPA. Powered by Global Channel