Corría el año 1983 y un grupo de jóvenes unioninos se coronaba campeón del Nacional de Fútbol Juvenil disputado en la comuna de Puente Alto en la Región Metropolitana.
El equipo dirigido por aquel entonces por el entrenador Reinaldo Martínez alcanzaba una estrella que por primera y última vez ha logrado el fútbol de La Unión.
Han pasado los años y ese logro permanece en el recuerdo de los futboleros.
En aquel equipo de jóvenes jugadores sobresalía un delantero: Edgardo Soto.
Firme de cuerpo, habilidoso con el balón, buen rematador con ambas piernas y cabeceador.
El joven venido de la localidad rural de Auquinco se proyectó en el fútbol de La Unión en los equipos Deportivo Municipal y 5 de Abril. De ahí saltó a la selección local y en 1983 era número puesto en el equipo.
Gracias a su buen juego y al del resto del plantel, el equipo de La Unión ganó el derecho a representar a la Región de Los Lagos en la competencia nacional.
Hoy el goleador recuerda aquella etapa. “Son recuerdos gratos. Reinaldo Martínez, nuestro DT, logró conformar un plantel que le dio muchos resultados. Después se reforzó con jugadores de Valdivia y Ancud y fuimos al Nacional”, dice a Diario La Unión.
-¿Cómo era el plantel de ese año?
“El grupo humano fue muy bueno, jugábamos por amor a la camiseta y los chicos se entregaron por completo. Hicimos un buen campeonato. Fue muy linda experiencia. La barra 1 de Mayo nos acompañó todas las eliminatorias y el torneo. Siempre sentimos su respaldo y eso nos ayudó mucho. Era un grupo de 60 personas que estuvieron de nuestro lado.
-Han pasado los años y la gente aún lo recuerda…
“Es que sabíamos a lo que íbamos y gracias Dios logramos traer el trofeo a La Unión. Han pasado 40 años y todavía está en la memoria de la gente”.
-¿De esa época viene el apodo de Colún?
“Sí. Lo que pasa es que un diario de allá me apodó así porque la planta lechera está en La Unión.
-Fuiste el único jugador que logró llegar al fútbol profesional…
“Tuve varias ofertas por esos días. Los dirigentes lo mantuvieron en secreto para que no nos desconcentráramos. Tuve contacto con Universidad Católica, Colo Colo, San Luis de Quillota. Opté por Cobreloa por la gestión de sus dirigentes y las recomendaciones de Eduardo Fourniel.
Universidad Católica me ofrecía una gira a Europa con los cadetes. Cobreloa no fue una mala decisión, lo que pasó es que no tuve suerte y me lesioné gravemente”.
Ese periodo fue duro para el unionino. Pasar largos meses a la espera de la recuperación le costó el puesto de titular en el poderoso Cobreloa de Vicente Cantatore.
De ahí empezó un recorrido por clubes como Arica, Ovalle, Atacama, Linares, Naval de Talcahuano, Lota Schwager y Provincial Osorno. Fue en el equipo taurino donde tuvo una buena campaña incluso siendo el autor de los primeros goles del club en la Segunda División.
-¿Qué recuerdas de esa etapa en Osorno?
“Anduve muy bien. Fui goleador. Esa buena campaña me permitió regresar a Cobreloa. Fui titular y llevaba como seis partidos y cinco goles. Lamentablemente me tocó la lesión que me dejó fuera. Tuve grandes compañeros como Puebla, Tabilo, Soto y Gómez.
-Cobreloa era un equipo importante esos años…
“Claro. Estaba en la Copa Libertadores. Estuve citado a los partidos, pero no jugué. Recuerdo una vez que enfrentamos a Colo Colo en el estadio Nacional. Estaba repleto. Ingresé a la cancha y al ver esa cantidad de gente me dieron ganas de dar un par de pasos hacia atrás, jajaja.
“En una de esas lesionan a Juan Carlos Letelier, el DT Cantatore miró a la banca y quizás qué cara me vio que lo hizo pensar. Por suerte Juan Carlos se recuperó y siguió jugando jajaja. Eso es algo que me quedó grabado.
Por estos días Edgardo Soto es funcionario del Servicio de Salud de Río Bueno. “Estoy contento. Me han tratado muy bien y estoy tranquilo porque tengo mi edad y sigo trabajando. Han pasado 40 años desde el triunfo en el Nacional de 1983, así es que mis compañeros de esa época no se pueden quitar la edad, jajajaja”, comenta y ríe de buena gana.
El unionino relata que le ofrecieron seguir ligado al fútbol como entrenador, pero las lesiones y lo duro de la recuperación lo hicieron pensarlo seriamente. “Me gusta, pero no tengo las ganas de estar en la cancha”.
Edgardo Soto es un agradecido de lo que le dio el balompié, los amigos y la gente que pudo conocer. Destaca el triunfo de La Unión hace cuatro décadas y valora que la comunidad unionina lo reconozca como uno de los artífices de eso logro que no se ha vuelto a repetir.
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