La importancia de la salud de los suelos para la mitigación del cambio climático, la resiliencia y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios fue puesta en primer plano durante un debate con la participación de representantes de organizaciones internacionales en el marco de la Conferencia Mundial sobre Cambio Climático (COP 26), que se desarrolla en la ciudad de Glasgow, Escocia.
En el evento se subrayó la necesidad de incluir la cuestión del cuidado de los suelos en la discusión global sobre cómo la humanidad debe enfrentar el cambio climático y la urgencia de que los países materialicen en acciones los consensos alcanzados a nivel científico.
La Coalición de Acción para la Salud de los Suelos (CA4SH), creada en septiembre en ocasión de la Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios, fue presentada en el debate por Kelly Witkowski, gerente del Programa de Cambio Climático, Recursos Naturales y Gestión de Riesgos Productivos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La Coalición reúne a múltiples actores del ámbito público y privado y tiene como objetivo mejorar la salud del suelo a nivel mundial abordando la implementación crítica, el monitoreo, las políticas y las barreras de inversión pública y privada que limitan a los agricultores a la hora de adoptar prácticas de suelos saludables.
“El 80% del carbono está en nuestros suelos, lo que representa un problema, pero también una oportunidad. Habitualmente se les presta más atención a los árboles, pero tenemos que darle visibilidad a los suelos, que albergan el 25% de la biodiversidad”, dijo Witkowski.
“Necesitamos trabajar con los productores agropecuarios en el campo; conocer las barreras que enfrentan, saber lo que necesitan y facilitar su capacitación. La coalición busca traducir los avances de la ciencia y la investigación en acción”, agregó.
En el evento participó por videoconferencia el laureado científico Rattan Lal, considerado la máxima autoridad en ciencias del suelo. Lal dirige el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC), en la Universidad Estatal de Ohio, que lleva adelante junto al IICA el Programa “Suelos Vivos de las Américas”, que actúa como puente entre la ciencia, el ámbito de las políticas públicas y el trabajo de desarrollo en la restauración de la salud del suelo en el hemisferio occidental.
Lal dijo que el suelo ha sido fuente de vida y prosperidad para todas las civilizaciones a lo largo de la historia y explicó que su salud está vinculada con al menos siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por los Estados Miembros de la ONU con la visión puesta en 2030.
Solo con suelos saludables será posible alcanzar el fin de la pobreza (ODS 1), hambre cero (2), salud y bienestar (3), agua limpia y saneamiento (6), energía asequible y no contaminante (7), acción por el clima (13), y una adecuada gestión de los ecosistemas terrestres (15), dijo Lal.
“La vida –agregó- depende esencialmente de la salud del suelo. Hoy, más del 40% de la superficie de la tierra está degradada y 840 millones de personas sufren inseguridad alimentaria. Debemos restaurar la salud de los suelos a partir de prácticas agrícolas que sean negativas en emisiones de carbono”.
El científico, que es Embajador de Buena Voluntad del IICA, abogó por la fijación de una agenda de largo plazo tendiente a restaurar la salud de los suelos, que tenga como uno de sus objetivos centrales el empoderamiento de los pequeños agricultores, de modo que adopten buenas prácticas agrícolas.
“Podemos lograrlo. El momento es ahora”, concluyó.
Para la ministra de Agricultura de Chile, María Emilia Undurraga, quien envió un mensaje desde Santiago, la salud del suelo tiene influencia directa en el bienestar de las sociedades.
“Solo vamos a tener una agricultura saludable si tenemos suelos vivos. Chile promueve un nuevo paradigma para enfrentar el cambio climático, a través de la generación de acciones y políticas que favorezcan una producción sostenible. Estamos comprometidos a seguir por ese camino”, afirmó Undurraga.
El director general del IICA, Manuel Otero, quien participó por videoconferencia desde San José de Costa Rica, reafirmó el compromiso del Instituto con la Coalición de Acción para la Salud de los Suelos, en el convencimiento de que es una herramienta para contribuir a la calidad de vida no solo de las comunidades rurales, sino también de las poblaciones urbanas.
“El IICA, a través del Programa que lleva adelante junto a la Universidad Estatal de Ohio, busca mejorar la productividad de los suelos y aumentar sus servicios ecosistémicos. Ya estamos llevando adelante una serie de acciones basadas en ciencia en países como Chile, México, Granada, Colombia y Uruguay. Y contamos con la participación de importantes empresas del sector privado, como Bayer, PepsiCo y Syngenta”, detalló.
Otero afirmó que el IICA adhiere al concepto de Una Salud y destacó la importancia de generar conciencia a nivel global sobre la estrecha relación entre el bienestar de las personas y el funcionamiento pleno de los ecosistemas.
“Hasta hace algunos años solo nos preocupábamos por cómo mejorar la productividad. Ese era nuestra obsesión debido a la necesidad de alimentar a una población mundial creciente. Sin embargo, hemos entendido que debemos balancear la mejora de la productividad con el cuidado de los suelos y la biodiversidad”, dijo por su lado Juan Lucas Restrepo, director general de la Alianza entre Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
Para Restrepo, la clave es mejorar la investigación y la innovación y tener claro que la problemática es responsabilidad colectiva de actores públicos y privados. “No podemos –advirtió- cargar la cuestión de la salud de los suelos en los productores agrícolas, que necesitan incentivos y capacitación”.
Por su lado, Joao Campari, líder global de Prácticas Agrícolas en la organización ambientalista internacional WWF, consideró que se debe tener en cuenta que el suelo es no solo una herramienta para maximizar la producción, sino también un ecosistema vivo.
“El suelo –sostuvo- es uno de los más grandes ecosistemas del planeta, solo superado por los océanos. El 95% de nuestra producción de alimentos depende de la salud de los suelos. Su degradación genera no solo menos alimento, sino también de peor calidad”.
También la necesidad de generar conciencia sobre la importancia del tema fue enfatizada por la diplomática mexicana Miriam Medel, funcionaria de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD).
“La conservación de los suelos no solo es importante para la mitigación y adaptación al cambio climático, sino también para la seguridad alimentaria, el cuidado de la biodiversidad, la creación de empleos y las posibilidades de las personas de generar ingresos para sustentarse”.
Grupo DiarioSur, una plataforma de Global Channel SPA. Powered by Global Channel