Un 17 de abril de 1849 nació un héroe silencioso de Osorno, se trata de Juan Amador Barrientos Adriazola, un hijo de esta tierra que guiado por el fervor patriótico y por sus convicciones luchó en la Guerra del Pacífico y posteriormente en la Guerra Civil de 1891. Sin embargo su nombre estuvo olvidado por años y sus hechos de armas ignorados y menospreciados.
Se integró a la Armada de Chile con apenas 17 años en 1867 y sus ojos vieron el horror de la guerra en el norte, donde fue reconocido por participar en el Combate de Angamos, en el desembarco en Pisagua y en la toma del Morro de Arica. Lamentablemente para él el otro conflicto donde participó estuvo lleno de amargura, pues eligió el bando del presidente José Manuel Balmaceda que posteriormente perdió, supo del suicidio de este mandatario y fue perseguido implacablemente por sus propios ex compañero de la Armada.
OSORNINO A MUCHA HONRA
Juan Amado Barrientos era hijo de los osorninos Luis Antonio Barrientos Fernández de Lorca y Balbina Adriazola Pérez Asenjo y fue el segundo hermano de una familia que tuvo 12 hijos. Era descendiente de una familia de conquistadores de origen portugués que estaban al servicio del rey Felipe II.
Admiraba los hechos de armas antiguos y las aventuras, por eso cuando estalló la guerra hispano sudamericana con las acciones de Abtao y Huite, la familia tenía que calmar al joven Barrientos, deseoso de ser héroe. Los Barrientos eran parientes de una familia calbucana de apellido Andrade que les comentaban los hechos de armas de las escuadras de Chile y Perú que eran perseguidos en las aguas de dicha ciudad por los navíos españoles en esta guerra acaecida entre 1865 y 1866.
MARINO DE GUERRA
Al año siguiente entra a la Armada y ya en 1868 tenía el grado de guardamarina y era destinado a la Covadonga. En 1870 pasa a la Esmeralda y en 1875 ostenta el grado de teniente segundo de la Armada de Chile.
En 1879 estalla la guerra contra Perú y Bolivia, crece el ardor patriótico en su joven alma tras saber del sacrificio de su antigua corbeta la Esmeralda y de su capitán Arturo Prat. El 8 de octubre de ese año le toca estar en el momento de la venganza y su bautizo de fuego fue en el combate de Angamos con la captura del acorazado Huáscar.
Con el control de los mares el próximo paso fue la invasión del ejército chileno en territorio peruano. Había que hacer un desembarco y el lugar elegido fue la playa de Pisagua, acción donde Barrientos estuvo en primera fila un 2 de noviembre de 1879 y fue el primero en instalar una bandera chilena en suelo enemigo.
HÉROE EN PISAGUA
Existe un parte de guerra escrito y firmado por el héroe osornino donde relata lo ocurrido en ese desembarco y que va dirigido al comandante del vapor Loa Javier Molina. En él relata: “Cumpliendo sus órdenes salí de a bordo al mando del 1°, 2°, 3° y 4° botes en los cuales iban en comisión los aspirantes Alberto Fuentes, Eduardo Donoso, Canobio Bravo y voluntario Carlos Gacitúa López, ocupando el que describe el primero”. Añade que se le ordenó tomar los botes del batallón Atacama y se colocaron en segunda línea con otros botes del cuerpo de Zapadores.
“Al acercarnos a la playa fuimos recibidos por el enemigo por un nutrido fuego de fusilería que nos hacían parapetados desde unas rocas a unos 7 u 8 metros de la playa, pero como no viese quienes nos hacían fuego seguimos avanzando a toda fuerza de remos”, continúa relatando Juan Amador Barrientos que además cuenta que a las 9.20 horas su bote fue el primero en llegar a la playa y saltó a tierra con 15 soldados que conducía y en los siguiente 5 minutos, acompañado de Alberto Fuentes, enarboló la bandera en un morro para animar a los otros soldados que se acercaban en los otros botes hacia la playa. También destacó el avance aguerrido de los hombres del regimiento Atacama, en su mayoría formado por ex mineros pampinos.
El propio comandante del vapor Loa Javier Molina lo menciona en su parte como “el primer chileno que saltó en tierra a la playa del norte, llevando una bandera chilena que plantó sobre una prominencia de terreno en medio de una lluvia de balas”. Arrojo fue lo demostrado por este osornino, pues en los combates al primero que intentaban derribar era al que portaba una bandera o estandarte del regimiento.
Años después, este mismo estilo de desembarco fue inspiración para otra acción militar: el desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial en 1944.
Juan Amador Barrientos también estuvo en la toma del Morro de Arica el 7 de junio de 1880.
DE HÉROE A PROSCRITO
El marino osornino deja la Armada y en 1886 es delegado de La Noria en la recién conquistada Tarapacá y al año siguiente es comisario de salitreras. Años de prosperidad en todo sentido vivió Chile después de la guerra, pero esa bonanza atrajo ambiciones nacionales y extranjeras y finalmente se fue al traste con la Guerra Civil de 1891 cuando el Congreso se revela contra Balmaceda.
La Armada se subleva a la autoridad del presidente Balmaceda y éste recurre a oficiales de marina retirados y reincorpora a Barrientos; lo asciende a capitán de corbeta y se suma como segundo comandante de la torpedera Almirante Lynch, embarcación que el 23 de abril de 1891 dispara y hunde al blindado Blanco Encalada, buque insignia de la Guerra del Pacífico. En dicha acción murieron 182 tripulantes entre oficiales y marineros. El hecho acrecentó los odios entre los bandos congresista y balmacedista.
Cuando el ejército congresista derrota a los balmacedistas se inició una caza implacable contra los ex partidarios del presidente. Juan Amador Barrientos tuvo que esconderse para evitar que lo asesinaran y todos sus méritos en el campo militar y civil fueron ignorados y fue degradado en la Armada. No le quedó más remedio que irse al exilio a Perú hasta que 26 años después la Armada le dio una exigua pensión.
Desde Perú ve el retroceso de Chile tras esa guerra entre hermanos y no duda en escribir a un familiar “Es la sangre de Balmaceda cayendo gota a gota sobre este desagraciado país”.
SOLITARIO
Completamente aislado de la vida social y de las tertulias se dedica a la genealogía y al estudio de sus raíces familiares, tal vez como una manera de evadirse del desprecio como ex balmacedista.
Su salud empieza a decaer y posteriormente sufre la pena de la muerte de su hermano y uno de sus sobrinos más queridos en un trágico accidente marítimo.
Un 23 de julio de 1921 Juan Amador Barrientos Adriazola dejó este mundo en Santiago, aquejado de una bronconeumonía. Sus restos fueron sepultados en el nicho 167 del mausoleo de los defensores de Chile en el Cementerio General, siendo muy llorado por sus sobrinos que lo querían como un padre y que siempre le pedían que contara sus historias de guerra. Uno de ellos guardó sus medallas y diplomas de la Armada.
En 2014, el Círculo de Amigos del Regimiento Reforzado N°9 Arauco levantó una placa conmemorativa del héroe osornino en la calle O’Higgins y al año siguiente por fin la Armada le reconoció de manera póstuma el grado de Capitán de Corbeta que le había otorgado el presidente José Manuel Balmaceda en 1891. Juan Amador Barrientos, un héroe que, como muchos murió casi en el olvido, pese a dar sus mejores años en favor del país.
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