Las pasadas elecciones presidenciales con resultados oficiales han causado diversas opiniones, reacciones y sorpresas, en base a los datos pragmáticos de la votación de la primera vuelta presidencial, que indica ajustados resultados de quienes pasaron a la segunda vuelta: José Antonio Kast 27.91% y Gabriel Boric 25.83%.
La sorpresa mayor no es por quienes pasaron a la segunda vuelta, sino más bien por el orden de preferencias en los resultados de ambas candidaturas.
El otro factor preponderante es el “voto disidente” o “voto alternativo” al sistema político partidista tradicional de izquierda y derecha, que se expresó fundamentalmente con el 12,80% de las preferencias obtenidas por un candidato ausente, como lo fue Franco Parisi en la primera vuelta.
En este sentido, las preferencias ciudadanas marcan un antes y un después, pero que pueden ser perfectamente plausibles en relación a la determinación presidencial próxima, donde el país se juega un futuro marcado por la incertidumbre política y electoral, no vista desde el retorno de la democracia.
La irrupción del “Votante Mediano”
En la Ciencia Política contemporánea se viene estudiando, de manera muy profunda, el comportamiento de un particular elector, que empieza a emerger con bastante fuerza en el último tiempo, en países que tienen sistemas electorales bipolares con marcada presencia ideológica izquierda-derecha.
Este nuevo elector recibe el nombre de “Votante Mediano”. Se caracteriza por su desafección al sistema político imperante, a la política y a los políticos. Es indiferente, en general, a todo lo que sucede en la arena política cotidiana.
Además, este tipo de votante, que habitualmente castiga o rechaza el modelo político-económico imperante, también incluye a aquellos ciudadanos que se inscriben por vez primera y que no tienen una postura ideológica marcada, sino mas bien volátil y/o indiferente, entre los cuales se encuentra mayoritariamente el segmento juvenil.
A fin de cuentas, son potenciales electores que en una escala imaginaria de izquierda-derecha se ubican en la parte central y son capaces de decidir una elección, en un sistema electoral altamente polarizado y centrípeto como el nuestro.
De ahí la importancia de las y los “electores medianos” que se denominan así desde un enfoque estadístico racional y que, en definitiva, serán los que definan al próximo Presidente de Chile.
En la segunda vuelta, la importancia gravitante que tendrá el “votante mediano” será mayor que en la primera realizada este 21 de noviembre, ya que es una elección de alta incertidumbre abierta para ambas candidaturas.
Quien cometa menos errores y tenga una mejor estrategia política, electoral y de acople ciudadano, ganará. El soberano tiene la última palabra.
Por Gerardo E. González Águila
Doctor en Ciencia Política
Director carrera de Administración Pública de la Universidad de Los Lagos
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