15 de abril de 1960. Ese día el joven José Bayelle Nahum llegó a vivir a Chile. Quería conocer América y eso lo motivó para dejar atrás su ciudad natal Mardin, ubicada al sur de Turquía.
Tenía 23 años cuando emprendió el viaje de su vida, que lo trasladó al otro lado del mundo para iniciar un nuevo camino en el sur de Chile, en la provincia de Osorno. En este lugar se estableció, formó su familia y se convirtió en uno de los empresarios más importantes de la zona sur.
Hoy a sus 86 años, en la oficina ubicada en la parte superior del supermercado La Bodega, en calle Portales de Osorno, hace un recuento de su vida junto a Diario de Osorno.
“Nací en Mardin en Turquía a 30 kilómetros de Siria. Es probablemente la ciudad más antigua del mundo, está ubicada en la falda de una cordillera. No hay temblor, no hay terremoto. En el invierno cae mucha nieve y en el verano hace mucho calor”, recuerda José Bayelle, quien es el menor de 8 hermanos. Y agrega que su deseo de juventud era “ir a América, era lo mejor que había”.
RÍO NEGRO
Para cumplir este anhelo, “tuve que terminar mi trabajo, hacer el servicio militar y nos decían que haciendo el servicio militar pueden salir. Y después que lo terminé me ofrecieron que si quería seguir carrera en el Ejército, pero dije no, no me quiero quedar. Tenía un primo que estaba en Santiago y un tío en Río Negro que me fueron a buscar a Río Bueno, de Valdivia para acá, cerquita en el tren”.
Así llega a la zona y cuenta: “me instalé en Río Negro, en el local La Reina, en toda la esquina. Estaba poco tiempo y un tío había abierto un negocio aquí en Lynch. Yo me quedé en ese local y él en Río Negro”. Luego intercambiaron y su tío - recuerda - “se trasladó a Osorno y me arrendó el local de Río Negro. Teníamos género, también zapatos, de todo, frazadas, colchones. Tres meses después salía a comprar, iba camino a Valdivia una parte donde vendían somieres. También iba a Santiago a comprar mercadería y a la vuelta pasaba a comprar en Pelequén escobas que se vendían ese tiempo la escoba clineja que ahora no hay”.
Así fue creciendo y llegó a Osorno. “ Primero estuve en Ramírez con Portales . Ahí me instalé primero..Después compré en Bulnes, un supermercado donde había una ferretería antes y mi señora quedó a cargo del local que después se quemó un día, pasó un señor a las seis de la mañana y a las siete ardió el supermercado…y aquí quedaron los recuerdos” cuenta mientras muestra algunas fotos que aún conserva.
VENTA DE LOS SUPERMERCADOS
“Nosotros llegamos a tener 16 supermercados que vendimos hace varios años atrás a Unimarc. Southern Cross los compró y los vendió a Unimarc”. Actualmente, “ la distribuidora “la maneja mi hijo Ricardo. Yo prácticamente no tengo nada, me queda el puro nombre nomás. En vida tengo todo entregado, todo a mis hijos, todo repartido para que cuando muera no peleen los hermanos ni nada”.
También destaca la idea de su hijo Juan Carlos de los locales Botellas, que están en el casino en Osorno, Valdivia, Los Ángeles y Temuco, donde también forma parte su hija menor María José.
Respecto a La Bodega, comenta que este año ha sido positivo dado que “en noviembre 2022 en comparación al año pasado subimos un 18%.”, destacando que tienen buenos precios porque venden también mucha cantidad.
EL MEJOR NEGOCIO
No tiene dudas que el mejor negocio de su carrera fue comprar el terreno ubicado donde se encuentra el Casino Marina del Sol y el Hotel Sonesta, más que por lo que le costó en pesos, sino por cómo supo sacarle provecho.
En cuanto al peor negocio, para Bayelle no es uno solamente. “Hay muchos, porque algunas personas vienen y saben mucho y te venden la pomá (sic) como dicen. Ellos compran y ahí están los cheques acumulados y nunca pagan”, comenta resignado y sonriente.
EL RETIRO, LA MUERTE
Para mantenerse activo, don José aún sigue trabajando “porque si me retiro del trabajo, después me muero más rápido en la casa, pena, y aquí estoy bien. Mi señora (Josefa Nauhm Aleuanlli) falleció hace dos años, el 8 de noviembre cumplió dos años pero felizmente están mis nietos , mi yerno, no estoy solo prácticamente”. Además, cuenta que los domingos los almuerzos son familiares porque “me gusta almorzar con mis hijos, nietos, todos juntos y están muy unidos todos”.
Esto último lo mantiene contento porque esto es fundamental para él, la unión familiar y también la humildad. “No hay una persona que valga más que otra. A la gente humilde hay que ayudarla…Toda la colonia árabe con un par de pesos se sube a la cabeza. Hay que ser humilde, para que tanto auto grande… Yo soy humilde y sencillo y voy a morir en mi ley así", afirma.
Remarca que se debe “actuar sanamente siempre no con mentiras, soy bien católico, bien cristiano. Yo creo que la gente a mí me quiere. Paso en la calle todos me saludan, me dicen Don José, esto, lo otro. La gente me aprecia”. Y así pasa sus días entre el trabajo, trabajando en su supermercado, rodeado del cariño de su familia que lo acompaña y que continúan preservando el legado de este destacado empresario que vino hace sesenta años a probar suerte al sur de Chile. Y le fue muy bien.
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